Macarena Olona, republicona

Macarena Olona acaba de fundar un partido, y ahora desfila por las televisiones del sistema dejando ver el asco que siente hacia Vox y pidiendo un referéndum para proclamar la tercera república. Curiosamente, su mudanza ideológica coincide con el hecho de que mantiene una relación con un rockero que se define en Twitter como “republicano, feminista y siempre antifascista” y adorna su perfil con el típico triangulito rojo apuntando hacia abajo. 

 

TRÁNSITOS IDEOLÓGICOS

por Fray Josepho

 

Mesié, la ideología no sé por dónde llega.

Tal vez hay quien la adquiere de la universidad,

o de un brillante profe que, generoso, entrega

su espíritu de búsqueda leal de la verdad.

 

La convicción política quizá también nos viene

inserta en el linaje: por una inclinación

que surge de la tribu, persiste y se mantiene

por mor de la genética, como una tradición.

 

De cualquier lado puede llegar la ideología,

inopinadamente, carísimo Mesié.

Nos entra en un meandro de nuestra biografía,

de un libro, de una charla, de un curso, yo que sé.

 

Y luego está la gente que cambia de doctrina,

así de forma súbita, tajante y radical.

Son cambios que suceden cuando hay en la vagina

eróticos trajines de índole carnal.

 

Porque es que, al fin y al cabo, Mesié, las convicciones

no son inamovibles, cual código alfonsí.

Qué va, qué va: dependen de sórdidas pasiones

y de fricciones lúbricas que ocurren por ahí.

 

“BELLA GERANT ALII, TU FELIX AUSTRIA NUBE”

por Monsieur de Sans-Foy

 

(Que otros hagan la guerra. Tú, Austria feliz, cásate).

 

Me quedo boquiabierto, me quedo turulato,

se me ponen los ojos del tamaño de un plato,

si de veras es cierto semejante rumor:

una chica tan tiesa (no la vota ni el tato),

¿por un republicano renuncia al celibato

y exige el referendum sobre la tricolor?

 

Pensará que hace falta ser muy duro de entrañas

y aparcar tus valores por ajenas patrañas...

pero yo le sugiero que lo piense mejor.

La más noble sería de las nobles hazañas,

si, al unir sus personas, unen ambas Españas

y clausuran el cisma, como un acto de amor.

 

¿No lo hicieron los Austrias y también los Borbones?

¿No fundaron con bodas las actuales naciones?

(Tan monárquico ejemplo va a sentarle fatal).

Me dirá, Fray Josepho, que no me haga ilusiones,

que ella lo hace tan solo por tocar los cojones

y ajustarle las cuentas a Santiago Abascal.

 

Me dirá que soy tonto, me dirá que estoy ciego,

que cualquiera me engaña, porque soy un borrego,

y esta pájara pinta no se chupa el pulgar.

Y es posible que todo sea un sórdido juego,

el penúltimo aliento de su tórrido ego,

el epílogo ciego de su afán por mandar.