El Orejas, coronado

LA CORONA INGLESA PARA MÍ

por Fray Josepho

 

Me refieren, Mesié, que usted ha estado

en los actos de Londres de invitado.

 

Solo un traidor a España, su nación,

puede acudir a tal coronación.

 

Pues la corona inglesa lo que tiene

es que con ella a mí me suda el pene.

 

Y la testa real, tan orejuda,

ha de saber, Mesié, que me la suda.

 

La imagen caballar de la Camila

me hace sudar a chorros la pilila.

 

Y con Guillermo, príncipe de Gales,

me chorrean asaz los genitales.

 

Y hasta con Catalina, que es su esposa,

el sudor por los huevos me rebosa.

 

En fin, que su nutrida parentela…

pues decididamente me la pela.

 

Me refiero a los Windsor, que son gente

que me la sopla huracanadamente.

 

Y me la suda Wetsminter aun más,

no solo por delante: por detrás.

 

Pues tanta ceremonia y tanta gala

me hacen sudar la polla cosa mala.

 

Y hasta las campanadas del Big Ben

me la sudan muchísimo también.

 

En fin, Mesié, le digo que a Inglaterra

con nuestra patria yo la siento en guerra.

 

¡Una guerra que nunca va a acabar

hasta que nos devuelvan Gibraltar!

NO SABES ESTAR SOLO

por Monsieur de Sanas-Foy

 

Estoy en la mayor de las Bretañas

por cuenta del probóscido reinante.

Y tú, ¿por qué te pones tan cargante?

La envidia, que te roe las entrañas.

 

Te enfadas porque no te las apañas

sin alguien que te escuche y que te aguante,

sin alguien que te pague el restaurante,

los pinchos, las croquetas y las cañas.

 

Da igual que hubiera alubias de primero:

Si tienen chuletillas de cordero,

te pones de lechal hasta el esófago.

 

¿Pagar? Ni achicharrándote en manteca,

que tienes la cartera más reseca

que Lenin el ojete en su sarcófago.